domingo, 30 de marzo de 2014

CAPITULO 13



Pedro estaba terminando el tocino cuando Paula se arrastró a la cocina, con los ojos nublados por el sueño y su cabello hecho una impresionante maraña de colores brillantes alrededor de su cara. Había encontrado la camiseta limpia que le había dejado, el dobladillo le llegaba hasta la parte superior de sus muslos cremosos. Un pequeño rastro de blanco en su labio inferior le dijo que también había encontrado el nuevo cepillo de dientes que había colocado en el borde del lavabo del cuarto de baño.
Extendió la mano y agarró un puñado de su camiseta, arrastrándola hacia él para un beso de menta. —Buenos días —dijo antes de quitar un poco de pasta dental con su pulgar.
—Buenos días. Gracias por… —Ondeó una mano, señalando la camiseta y luego el área general de su cara.
Sonrió. Paula nunca había sido muy locuaz por la mañana. —De nada. ¿Café?
—Dios, sí.
Le sirvió una taza y la dejó en el bar mientras se deslizaba en una silla, luego añadió una cucharada de crema y esperó a ver si había hecho bien. Agarró una cuchara y lo revolvió algunas veces antes de levantarla a sus labios para beber un sorbo vacilante.
—¿Cómo suena un omelet con un montón de queso y verduras?
—Como el cielo, sólo que sin cebollas o espinacas, por favor. —Empezó a tomar otro trago de café, y luego con una mueca dijo—: O tomates o champiñones.
Pedro rió, sacudiendo su cabeza. —Un omelet de queso, enseguida.
Mientras batía los huevos, ella masticaba un trozo de tocino. —Me alegro de ver que no te convertiste en uno de esos chefs tercos de la salud frutal que están todo sobre el tofu y la soja.
—Estoy todo sobre el sabor, nena. Trae la manteca y al cerdo gordo.
Lo apuntó con su tira de tocino. —Veo grandes cosas en tu futuro, joven padawan.
—Hablando del futuro… —Cuando alzó la vista, se congeló a mitad del bocado—. Mateo está planificando las primeras etapas de otro restaurante.
—¿Sí?
—En Buckhead. Ya encontró el lugar.
—Guau, lujoso.
—Más lujoso que Bite. —Pedro vertió los huevos en una sartén—. El menú no va a cambiar mucho, más que nada el nombre y la atmósfera.
—Podrá incrementar los precios y los residentes de Buckhead ni pestañearían.
—Está eso también.
—Entonces… ¿Contratará a otro chef para el nuevo lugar o… él lo…?
—¿Lo dirigirá él mismo?
Asintió.
Es cierto que Pedro estaba hostigando a Paula para calcular su interés en su futuro, o más bien la posibilidad de que tuvieran un futuro. Mateo dio a entender que le podría gustar que Pedro dirigiera finalmente el nuevo lugar, y Pedro estaba interesado, pero no si eso significaba que causara problemas para él y Paula. No cuando su relación reavivada permanecía tan frágil como las cáscaras de huevo que acababa de romper.
—A Mateo le gusta la ciudad. —Le añadió el queso a su omelet—. Mencionó hacerme el chef principal del nuevo lugar.
Paula agarró su taza como si estuviera tratando de calentarse las manos, mirando su café.
Cuando volvió a hablar, sus palabras fueron cuidadosamente elegidas y exactamente lo que él esperaba que dijera. —Eso sería genial para ti.
Agarrando un plato del armario, deslizó el omelet sobre él y lo dejó delante de ella, luego colocó un tenedor y una servilleta. —Hay algunos muy buenos hospitales en Buckhead. Está Piamonte y el Centro Shepherd y…
—No —dejó escapar un suspiro tembloroso, negando—. No puedes tenerme en cuenta para cada decisión que tomes, Pedro.
—¿Qué si quiero tenerte en cuenta?
Se paró bruscamente y rodeó la barra para detenerse frente a él. Sus manos se cerraron en puños a los costados. Sus profundos ojos verdes ardían. Por un momento pensó que podría estar a punto de darle un puñetazo. —No tienes que hacerme esto de nuevo. ¡No puedo dejarte regresar de nuevo a mi vida, sólo para verte salir de ella por segunda vez! No creo que pudiera sobrevivir a ello. —Lágrimas se derramaron de sus ojos, se apartó, saliendo disparada fuera de la cocina.
—Mierda. —Eso se había vuelto épicamente en su contra—. ¡Paula, espera!
La perdió en su apartamento hasta que la oyó hurgar en la lavandería. Cuando llegó a su lado, estaba temblorosamente fregando la ropa, todavía húmeda y arrugada por la lavadora.
—No te vayas —dijo.
Aspiró, tratando de meter un pie en sus pantalones mientras se equilibraba con el otro. Alejó sus manos y envolvió sus brazos alrededor de su cintura por detrás mientras ella luchaba por sacárselo de encima. Todo lo que logró fue que se aferrara con más fuerza.
Cuando dejó de retorcerse, enterró el rostro en su cabello. —Escúchame. No te estoy dejando de nuevo, ¿de acuerdo? Sé que jodí todo y que todavía no confías en que no voy a herirte por segunda vez, pero todo lo que puedo hacer es demostrarlo. Para poder hacer eso, tienes que estar alrededor para observar.
La sostuvo hasta que sintió la rigidez de sus músculos yéndose lentamente, e incluso entonces no la soltó, sólo aflojó un poco su agarre.
—Deberíamos poner fin a esto ahora, antes de que las cosas se pongan más intensas y se nos salgan de las manos. No es justo de mi parte impedirte una promoción, y no es justo que pongas ese tipo de peso sobre nuestra relación cuando no te harás cargo de ella tan pronto.
—Está bien, admito que traer a colación el trabajo era injusto y estúpido. Quería medir tu reacción a la posibilidad, y no lo pensé hasta el final. Lo siento por eso, pero al menos sabes que soy honesto contigo.
—Me gusta la ciudad, también —dijo en voz baja—. Me gusta mi hospital.
Susurró en su oído—: ¿Todavía te gusto?
Cuando no respondió de inmediato, besó su hombro, donde la camisa se había deslizado hacia abajo por su brazo, rozando su barbilla sin afeitar sobre su piel sólo para sentirla temblar en su contra.
—No peleas justo —se quejó.
—Te ofrecí darme una paliza.
—Y tal vez todavía quiero dártela. —Se giró en sus brazos, aplanando sus manos en su pecho—. Por supuesto que todavía me gustas, pero no más minas terrestres, ¿de acuerdo? No soy buena con las sutilezas, y no seré la razón por la que rechazarás un trabajo que te mereces.
—Buckhead es accesible en auto, sabes.
Arrugó su cara. —Tal vez para ti lo es.
Besó su boca. —Maldición, extrañé tu obstinado trasero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario