lunes, 31 de marzo de 2014
CAPITULO 16
Paula debe haber hecho un ruido extraño, como si se estuviera ahogando o sufriendo un ataque cerebral, algo lejos de los sonidos humanos comunes, porque Tamara giró su cabeza hacia ella tan rápido que era un milagro que no se hiciera un esguince en el cuello y todo el color desapareció de su rostro. La forma en que los ojos de Tamara se abrieron era exactamente de la forma que Paula lo hacía.
—A la mierda todo ¿No lo sabías cierto?
Paula se limitó a solo sacudir su cabeza, sintiéndose un poco mareada, y muy parecido a algo que necesitas sacar de la suela de tu zapato.
—Jesús, pensé que lo sabías. Mateo me estrangulará por esto. —Tamara cubrió su boca con los dedos.
Paula finalmente se recuperó para hablar. —Tamara, no diré nada, lo prometo. Y soy yo la que debe disculparse. Lo siento muchísimo. Fue terrible de mi parte llevarte por ese camino. Es solo que Pedro no va a decirme lo que pasó y no puedo conseguir más allá de algunas cosas hasta que lo haga.
Tamara le tomó la mano, apretándola con fuerza. —Lo hará, solo se paciente con él. Te dije lo suficiente para que sepas que eso fue malo. Pero para que lo sepas, Pedro no me contó. Mateo lo hizo y si se entera que te dije alguna cosa no me dirá ningún secreto en tanto tiempo como yo viva, que no será mucho tiempo.
—Para. Te prometo que nadie sabrá que dijiste una palabra. —por encima del hombro Paula vio a Pedro y Mateo regresando a sus asientos, con los brazos cargados de alimentos y bebidas—. Aquí vienen. Toma una respiración profunda. —Paula hizo lo mismo—. Relájate. Vamos a comer un montón de basura que es mala para nosotras, beber mucha cerveza tibia, y abuchear hasta la mierda a los Cachorros de Chicago.
Eso consiguió una risa de Tamara, y Paula se echó a reír también, a pesar de que no estaba de visita en cualquier lugar remotamente cerca de Felicilandia.
Por el resto del juego, Paula logró poner un sólido frente de chica divertida, animando y conversando y en general pasando un buen rato, a pesar de que durante los momentos de calma su mente volvía a lo que Tamara le había dicho. Así que bebió más cerveza esperando que los engranajes de su cerebro se pegaran e inactivaran.
No se emborrachó. Paula no fue hecha de esa manera. Pasar demasiados años en y alrededor de una sala de emergencias había moldeado a su cerebro para evitar problemas a toda costa. Vio el peligro donde otros no lo hicieron, o donde ellos decidieron ignorarlo, y yendo de un poco zumbado a rotundo chapoteado era definitivamente peligroso después de hoy. El alcohol afloja más que las inhibiciones, afloja la lengua, también, y una boca fugitiva puede ser desastrosa.
Tamara se mantuvo dándole miradas interrogantes, básicamente preguntando si estaba bien sin pronunciar una sílaba y Paula chocaría sus hombros o haría un guiño y sonreiría. Realmente le gustaba la chica, quería pasar más tiempo junto a ella y Mateo, y no sucedería si Tamara pensaba que no podía confiar en Paula de mantener su palabra, o si temiera que iba a caer bajo la presión y tener luego problemas con Mateo.
El día paso en un borrón surrealista y Los Bravos ganaron el partido, cuatro a tres. Se intercambiaron abrazos antes de salir del estadio y Paula le susurro al odio a Tamara otra vez que no se preocupara. Hicieron planes tentativos para ir a cenar juntos la próxima vez que tuvieran tiempo libre.
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Ya quiero leer los siguientes, cada vez + intrigante.
ResponderEliminarque buenos capitulos !!
ResponderEliminarBuenisimos,segui subiendo!!!
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